El color rojo es considerado desde siempre agresivo y demasiado intenso como para pintar las paredes de las casas. Pero bien empleado, puede aportaar un toque original, noble e incluso sereno que otros tonos no comparten. No es cuestión de pintar toda la casa de rojo, al estilo de Clint Eastwood en Infierno de Cobardes, sino más bien de saber escoger los tonos, los accesorios y las superficies que queremos pintar, y combinarlas sabiamente para obtener resultados tan bonitos como los de estas fotos.
Las paredes rojas quedan perfectas si las combinamos con puertas y marcos blancos, y con techos igualmente blancos. Fijáos en la fotografía anterior: el rojo está presente en paredes, suelos y complementos, y aún así, el ambiente transmite una sensación placentera y relajante.
Las casas más modernas tienen en las paredes rojas un aliado perfecto. Si combinamos estas superficies con muebles y accesorios minimalistas de madera clara, y suelos también claros de tablas lavadas, el resultado será tan estupendo como el de este ambiente de Hulsta.
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