Posee conexión a internet, sistema de audio y de video, una pantalla que se oculta al presionar de un botón y cortinas automáticas que se abren para ayudarnos a despertar y se cierran cuando ha terminado el día. Todas las funciones se llevan a cabo a través de un comando de datos que se encuentra en dos pantallas retráctiles de 17 pulgadas y que son sensibles al tacto. A través de éstas se acceden a páginas web que ofrecen llevar el control de la agenda, citas, contactos y notas.
Parece un objeto salido de la última superproducción cinematográfica, pero en realidad toda la tecnología integrada en esta cama es usada por muchos de nosotros todos los días. Quizá la función más espectacular de todas sea la del reconocimiento de cada usuario que llega a tumbarse en la cama a través de la RFID (por sus siglas en inglés, Radio Frecuency Identification, Identificación por Radio Frecuencia). Cada usuario tiene una tarjeta que permite saber de quién se trata y entonces tener disponible toda su información para disfrutar después de un día de trabajo. Dirán que sólo le falta un juego de luces para ponerse románticos. Bueno, pues también lo tiene.
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